domingo, 10 de marzo de 2013

El Pintor que captó e imitó la esencia de los Maestros


Exposición ‘Proyecto FAKE’, Círculo de Bellas Artes, C/ Marqués de Casa Riera, 2
Comisaria: Dolores Durán
6 de febrero a 12 de mayo, 2013
MANUEL GAMAZA CRESPO

Los comienzos de Elmyr de Hory, considerado uno de los mayores falsificadores de la historia del arte, no fueron muy diferentes a los de cualquier pintor de su tiempo; húngaro de nacimiento, pronto marchó a París decidido a ser artista, donde trabajaban entonces Matisse, Derain o Picasso y él estaba dispuesto a emular el estilo de la Escuela y su prestigio. ¿En qué momento deja de ser pintor para pasar a ser falsificador o imitador? Proyecto Fake, abierta al público en la Sala Goya del Círculo de Bellas Artes y que continuará con un congreso y un ciclo de cine, no deja de ser un homenaje que nos acerca a la figura de Elmyr de Hory, “el pintor más discutido de nuestro tiempo” en palabras de Clifford Irving, otro maestro del fraude, y nos acerca la resolución. Gracias a su estilo, este magnífico imitador de los más famosos pintores realizó más de mil falsificaciones. 

Aportando documentación inédita y datos hasta ahora desconocidos, "se ha dado un paso muy importante porque hemos podido llevar a cabo una investigación hablando con personas que le conocieron y trabajaron con él, y todo está aquí", dice la comisaria Dolores Durán, quien ha podido colaborar con el propio Clifford Irving en el proyecto. No obstante, no se ha conseguido sino atestiguar el mundo de ficción en el que vivía y el orgullo que sentía por ser notorio, aunque fuese por una actividad como es el ‘fraude’ (fake). A opinión del director del Círculo de Bellas Artes, Juan Barja, para quien lo que se cuestiona en la exposición es "el concepto de verdad y el concepto de ficción", la intención de la misma es ‘molestar’ permitiendo al visitante crear su propia discusión. 

La suerte le llegaría un día cuando estando en su casa con una amiga aficionada al arte, ésta reconocería un dibujo suyo sin firmar atribuyéndolo a Picasso; Elmyr lo vende como tal y su amiga a su vez lo revendería a un museo por el triple. De este inusual comienzo, se asentó en Nueva York donde pasaría los siguientes años vendiendo y colando sus ‘falsificaciones` a galerías, museos y particulares americanos y europeos, destacando su matisse en el Fogg Museum de Harvard donde permaneció quince años o los cuarenta cuadros que le coló al magnate y coleccionista de obras impresionistas norteamericano Meadows, quien en 1967 destaparía su falsedad y desencadenaría todo un escándalo e investigación que dio con los marchantes, Fernand Legros y Réal Lessard, hasta llegar a un sobresaltado Elmyr de Hory, retirado en Ibiza simulando ser un rico heredero; comenzaba su fama, "logrando su objetivo: que sus obras fueran reconocidas", según palabras de Durán, pues existen falsificaciones de las suyas propias. La intención de Elmyr fue confeccionar una lista con todas las obras que había realizado, pero "o realmente nunca existió ninguna lista o no le dio tiempo a hacerla, ya que, para evadirse de la justicia, simuló su propio suicidio, aunque falleció por un error de cálculos, intentando evitar ser extraditado", recuerda la comisaria. Elmyr siempre defendió ante la justicia su inocencia, afirmando desconocer el destino de sus cuadros, firmados por sus marchantes.

El también estafador Clifford Irving contó su historia en Fake!, haciéndonos pensar cuánto hay de verídico en la biografía de Hory después de que intentase engañar al mundo con la falsa autobiografía de Howard Hughes, y las andanzas de ambos tipos llamaron la atención de Orson Welles que les dedicó el documental F for Fake, una reflexión sobre la realidad y la falsedad en el mundo de la creación artística, a la que el director era tan dado (recordemos Ciudadano Kane), donde se plantea qué es realmente el arte, cual es su esencia, y quién tiene el poder de valorar qué es o no artístico.

Elmyr siempre se jactaba de que muchas de sus obras se exhibían en instituciones de renombre internacional y, aunque el escándalo Meadows sirvió para destapar algunas de sus obras, casi por casualidad, hemos de suponer que si vendió cerca de mil aún muchas de ellas seguirán estando en paradero desconocido o camufladas en las paredes de alguna colección o museo del mundo, además que no sería de agrado a sus propietarios descubrir su auténtica autoría. Se ha realizado una minuciosa investigación, casi detectivesca, que hoy toma forma mediante la exposición y el documental Historias como cuerpos, cristales como cielos, de Ana Useros, centrado en la idea de identidad como frontera, como algo que impide cruzarlas y vivir mejor, y la huída en soledad mediante el disfraz; para Useros el documental no es una obra de arte, sino una obra de ‘crítica’, que propone alternativas en torno a “la política de lo común y la disolución del concepto de autoría”.

En una entrevista en 1973, Elmyr se presentó como el ‘falseador’ por excelencia del mercado del arte, aclarando así que él nunca había sido un falsificador, sino una víctima de las costumbres y las leyes del ‘fraude’ del mundo del arte, “un fabricante de ilusiones”, que rendía homenaje a grandes pintores, maestros y compañeros de viaje. Pensando en eso, cobra fuerza la imagen de un pintor decepcionado, vengativo con un mercado que no supo reconocer su arte y con unos artistas que no llegaron a ser colegas. También Orson Welles apoyó la teoría de que con su trabajo se reía de los que le criticaron, rechazaron y no vieron su valía. Elmyr nunca jamás copió, sus cuadros y dibujos son obras reinterpretadas y pintadas ‘a la manera de’ Picasso, Matisse, Renoir, Derain, Van Dongen, Monet o Modigliani, entre otros; se inspiraba en ellos, decía incluso, que lograba entrar en su alma y que muchos de ellos querían que continuase con su trabajo, que pintase obras que no habían tenido tiempo de pintar. Pretendía que sus obras fueran vistas como reinterpretaciones que formaban parte del mundo del arte, reinterpretaciones que transformaron su engaño en un fraude único y memorable, un verdadero chiste para la historia del arte.

Pero he aquí la pregunta, ¿qué es lo que determina el valor de una obra de arte? Partiendo de esta cuestión y de otras, formuladas en torno a la identidad, la exposición indaga en los conceptos de verdad y ficción a través de la obra de este artista de la ‘falsificación’. "La exposición tiene dos caras -explica la comisaria- por un lado el disfrutar de unas obras magníficamente pintadas, inspirándose en artistas impresionistas a los que todos conocemos, mostradas como si fueran obras verdaderas, es decir, el placer estético. Y una segunda lectura en la que se plantean el concepto de autoría, la apropiación, la imitación, el papel del los expertos, de los marchantes, es decir las mentiras y las verdades del arte".

Elmyr de Hory parece haya alcanzado a los propios artistas, haya logrado captar, entender y desarrollar la manera de pintar de cada uno de ellos, abordando su esencia artística e imitándola, dotando a sus obras de ese gesto particular que nos permite reconocer un Picasso, un Modigliani o un Monet. El ‘falsificador’, aunque aparentemente carente de creatividad, ha logrado superar a los grandes maestros que bien creían que su pintura era inigualable; ha pasado a ser un verdadero artista, a pesar de que el plagio sea considerado desde hace tiempo una forma de cultura, dando lugar a amplios y complejos debates sobre la inspiración, la creación, la apropiación y la autenticidad, como ocurre con la interpretación de obras de música clásica. Efectivamente, la historiografía moderna cree que ya no fue tanto un falsificador sino un prodigioso pintor, imitador de los estilos de otros reconocidos, no obstante nos plantea una reflexión sobre el concepto de autoría en la creación artística, el carácter de lo verdadero y lo falso en el arte, su magia, sus contradicciones, sus miserias y su grandeza, dentro de un mundo que no es ajeno al interés y al negocio.


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