domingo, 17 de febrero de 2013

¡¡Por fin somos arte!!



Exposición de arte total “El coleccionista de obsesiones” de Bernardí Roig Fundación Lázaro Galdiano. C/ Serrano, 122
Comisario: José Jiménez
25 de enero a 20 de mayo, 2013
MANUEL GAMAZA CRESPO

Abrir un diálogo de los fondos del museo y la teatralidad arquitectónica del palacio con la obra plástica de Roig, es el planteamiento de la muestra según el comisario José Jiménez, con el objetivo de abrir nuevas vías de reflexión y experimentación artística. Los fondos de la colección abarcan esculturas, armas, joyas documentales y bibliográficas, y grandes obras maestras de Goya y el Bosco, con los que trabaja la Fundación para convertirse en lugar de referencia para el estudio, difusión, reflexión y diálogo del coleccionismo.

Bernardí Roig, artista de fama internacional, expintor de bodegones y dibujante, muy influenciado por el figurativismo del maestro Ingres y fascinado por los pies de Cristos filipinos, trabaja con estructuras abstractas y repertorios heredados de Duchamp, Malevitch o Nauman. Se obsesiona por la muerte, el sexo, la soledad, la incomunicación del hombre contemporáneo en un mundo fragmentado y la visión interior. Su última exposición fue Walking on faces en Mallorca, aunque la instalación que Roig ha efectuado en el exterior de la Fundación recuerda a la realizada en el parque bruselense Tournay-Solvay, donde plantea la necesidad de mirar e ir más allá de lo que ve el espectador en un primer vistazo, situando estatuas, de resina de poliéster cubiertas de polvo de mármol o de bronce pintado de blanco, de tamaño natural que se confunden con la vegetación. En este caso, proyecto que sigue la misma técnica, el montaje se abre a nuevos espacios expositivos, situando las estatuas en lugares inhóspitos: colgada del tronco de un alto árbol a 20m de altura, unas piernas ocultas entre la hojarasca del jardín, asomada a uno de los balcones, en uno de los vértices del palacete o en el sótano, iluminados con luz blanca especial, retando al visitante a la búsqueda de esa insospechada presencia, perturbadora.

Las salas de la fundación fusionan la colección permanente con las 17 piezas del proyecto de Roig; el libro de la luz, los dibujos, el molde confrontado con las armaduras, la grabación, el tablero de imágenes y las esculturas giran en torno a la luz, de neones blancos, y el depósito heterogéneo de imágenes de la vida de Roig. Las esculturas, repartidas por salas, alteran el recorrido de éstas y el discurso tradicional y se convierten en obras mismas, bajo nuestra expectante mirada, a veces voyeur. Aspectos de su obra son la eliminación del pedestal, para un mayor acercamiento al espectador, al igual que Rodin, el tiro de la luz, símbolo de la luz que todos llevamos a la espalda, la ceguera de sus personajes, método que conduce a conocer más allá de lo que ve el ojo, lo interior, y la obsesión por el sufrimiento de éstos, modelos reales tomados de individuos corpulentos y calvos, conducidos a situaciones patéticas como intentar chupar una bombilla, que nos produce una sensación empática y de repulsión hacia ellos, metáfora de la vulnerabilidad de la vida.

La grabación, de 14ms y en blanco y negro, se acompaña del sonido constante de motores de moto; le antecede una sala que recoge obra de Goya. Roig, protagonista del vídeo de apariencia tétrica y erguida, como si se tratase de Frankenstein, con los ojos simbólicamente cosidos, circula por las salas del palacio elegantemente vestido, de esmoquin, llevando sobre sí un gran foco que lo ilumina de lleno, como si se tratase de una gran obra de arte. Explora todas las estancias del palacio en medio de la oscuridad, mientras repasa, cegado, a su paso la obra permanente. El artista actúa a modo de escultura viviente en movimiento, un paso más de vida escultórica; interactúa con las obras por medio de la luz, los distintos planos acentúan el dramatismo, formándose un contrapunto entre ellas. Se convierte en obra de arte y éstas a su vez se transforman en meros espectadores de la misma; son los cuadros, la colección, los espectadores de la obra de arte, iluminada como tal, el artista. Al final escuchamos la voz de Elvis Presley que recita ‘Are you lonesome tonight?’; pensemos en una de las estrofas de la canción ‘You know someone said that the world's a stage and each must play a part’ y el significado que ésta adquiere, ya que aquí es el museo el que se transforma en escenario y el artista en la persona que interpreta el papel.

El Tablero de imágenes, situado en lo alto del palacio y rodeado de insignes vitrinas contenedoras de piezas de diversa procedencia, nos transporta al mundo personal y emocional del artista: recuerdos, imágenes y recortes que satirizan la muerte, el sexo y lo patético, es decir lo silenciado, elevándolos al rango de obra artística. Es la clave del proyecto; la obsesión por el coleccionismo de imágenes inspiradoras y emotivas, el coleccionismo de obsesiones, de sueños, exhibiéndolas hasta convertirlas en obras de arte. El trabajo de Roig permite a nuestro ojo, y en consecuencia a nuestras emociones, introducirse en la lucha del hombre a su plasmación como obra de arte a través del coleccionismo de imágenes que adquieren un significado propio.


.

No hay comentarios:

Publicar un comentario